“Hay que volar libre, al sol y al viento, repartiendo el amor que llevas dentro… (libre, libre, libre)”
La música y yo somos como el morbo y la maestra dueña de este rincón del cibernio, la música me transporta, me empuja, saca lo mejor de mi, la parte más optimista, la fuerza para ver la vida no como una cuesta arriba, a pesar de los problemas y las zancadillas que se empeña en ponernos, sino en verla como una desbocada carrera cuesta abajo, con la adrenalina saliendo a borbotones por todos mis poros, y repartir con ella toda la luz que necesitan los que a tu alrededor no acaban de ver ese camino, empujándolos contigo, agarrándolos de la mano y corriendo libres y sobre todo felices.
Hoy no vengo a buscar sexo, no vengo a contarte sexo, vengo por que estoy cargado de razones para venir, para dejar para siempre escrito en un rincón pequeño, pero importante, del que me siento parte, dos pensamientos y una canción, una dentro de la otra, no soy un particular fan de este grupo, de este hombre, pero hay que reconocerle lo suyo, y esto merece la pena que se convierta en el pensamiento de cabecera de todos los que estamos aquí para disfrutar…
Ya se que esto parece que no encaja aquí, y prometo esforzarme, otro día, en escribir algo con más talento, e incluso algo que excite otra parte del cerebro que no hace lo que dejo hoy, pero me gusta mucho, mucho, mucho…
“Para algunos la vida es galopar un camino empedrado de horas, minutos y segundos
Yo más humilde soy, y solo quiero que la ola que surge del último suspiro de un segundo me transporte mecido hasta el siguiente”
Y la otra la dejo en forma de vídeo, y mientras suena dejo el estribillo para recitarlo con la fuerza de la adrenalina golpeando la batería y rompiendo la guitarra al viento…
“Hay que volar libre, al sol y al viento, repartiendo el amor que llevas dentro… (libre, libre, libre)”
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