lunes, 23 de febrero de 2009

Satiro Joyce


22 Noviembre 1909
44 Fontenoy Street, Dublín.

Queridísima: tu telegrama se encontraba en su corazón aquella noche. Cuando te escribí aquellas últimas cartas, era presa de absoluta desesperación. Pensaba que había perdido tu amor y tu estima… como bien merecía. Tu carta de esta mañana es muy cariñosa, pero estoy esperando la carta que probablemente escribirías después de enviar el telegrama.
Todavía no me atrevo, querida, a mostrarme familiar contigo, hasta que no vuelvas a darme permiso. Tengo la sensación de que no debo hacerlo, a pesar de que tu carta está escrita en tu antiguo tono familiar y pícaro. Me refiero a cuando hablas de lo que harás, si te desobedesco con respecto a cierta cuestión.
Voy a aventurarme a decir sólo una cosa. Dices que quieres que mi hermana te lleve ropa interior. No, querida, por favor. No me gusta que nadie, ni siquiera una mujer o una niña, vea cosas que te pertenecen. Me gustaría que fueras más cuidadosa y no dejases ciertas ropas tuyas por ahí, quiero decir cuando acaban de llegar de la lavandería. Oh, me gustaría que mantuvieras todas esas cosas ocultas, ocultas, ocultas. Me gustaría que tuvieses gran cantidad de ropa interior de todas clases, de todo tipo de colores delicados, guardada, planchada y perfumada.
¡Qué terrible es estar lejos de ti! ¿Has aceptado de nuevo en tu corazón a tu pobre amante? Voy a estar impaciente por tu carta y, sin embargo, te agradezco tu cariñoso telegrama.
No me pidas que te escriba una carta larga ahora, queridísima. Lo que he escrito me ha entristecido un poco. Estoy cansado de enviarte palabras. Nuestros labios pegados, nuestros brazos entrelazados, nuestros ojos desfalleciendo en el triste gozo de la posesión me complacerían más.
Perdoname queridísima. Tenía intención de mostrarme más reservado. Y, sin embargo, debo añorarte y añorarte y añorarte.

JIM/

2 de diciembre de 1909

44 Fontenoy Street, Dublín.

Querida mía, quizás debo comenzar pidiéndote perdón por la increíble carta que te escribí anoche. Mientras la escribía tu carta reposaba junto a mí, y mis ojos estaban fijos, como aún ahora lo están, en cierta palabra escrita en ella. Hay algo de obsceno y lascivo en el aspecto mismo de las cartas. También su sonido es como el acto mismo, breve, brutal, irresistible y diabólico.
Querida, no te ofendas por lo que escribo. Me agradeces el hermoso nombre que te di. ¡Sí, querida, “mi hermosa flor silvestre de los setos” es un lindo nombre¡ ¡Mi flor azul oscuro, empapada por la lluvia¡ Como ves, tengo todavía algo de poeta. También te regalare un hermoso libro: es el regalo del poeta para la mujer que ama. Pero, a su lado y dentro de este amor espiritual que siento por ti, hay también una bestia salvaje que explora cada parte secreta y vergonzosa de él, cada uno de sus actos y olores. Mi amor por ti me permite rogar al espíritu de la belleza eterna y a la ternura que se refleja en tus ojos o derribarte debajo de mí, sobre tus suaves senos, y tomarte por atrás, como un cerdo que monta una puerca, glorificado en la sincera peste que asciende de tu trasero, glorificado en la descubierta vergüenza de tu vestido vuelto hacia arriba y en tus bragas blancas de muchacha y en la confusión de tus mejillas sonrosadas y tu cabello revuelto.
Esto me permite estallar en lagrimas de piedad y amor por ti a causa del sonido de algún acorde o cadencia musical o acostarme con la cabeza en los pies, rabo con rabo, sintiendo tus dedos acariciar y cosquillear mis testículos o sentirte frotar tu trasero contra mí y tus labios ardientes chupar mi polla mientras mi cabeza se abre paso entre tus rollizos muslos y mis manos atraen la acojinada curva de tus nalgas y mi lengua lame vorazmente tu sexo rojo y espeso. He pensado en ti casi hasta el desfallecimiento al oír mi voz cantando o murmurando para tu alma la tristeza, la pasión y el misterio de la vida y al mismo tiempo he pensado en ti haciéndome gestos sucios con los labios y con la lengua, provocándome con ruidos y caricias obscenas y haciendo delante de mí el más sucio y vergonzoso acto del cuerpo. ¿Te acuerdas del día en que te alzaste la ropa y me dejaste acostarme debajo de ti para ver cómo lo hacías? Después quedaste avergonzada hasta para mirarme a los ojos.
¡Eres mía, querida, eres mía¡ Te amo. Todo lo que escribí arriba es un solo momento o dos de brutal locura. La última gota de semen ha sido inyectada con dificultad en tu sexo antes que todo termine y mi verdadero amor hacia ti, el amor de mis versos, el amor de mis ojos, por tus extrañamente tentadores ojos llega soplando sobre mi alma como un viento de aromas. Mi verga esta todavía tiesa, caliente y estremecida tras la última, brutal envestida que te ha dado cuando se oye levantarse un himno tenue, de piadoso y tierno culto en tu honor, desde los oscuros claustros de mi corazón.
Nora, mi fiel querida, mi pícara colegiala de ojos dulces, sé mí puta, mí amante, todo lo que quieras (¡mí pequeña pajera amante! ¡mí putita pichadora!) eres siempre mi hermosa flor silvestre de los setos, mi flor azul oscuro empapada por la lluvia.

JIM/

3 de diciembre de 1909
44 Fontenoy Street, Dublín.

Mi querida niñita de las monjas: hay algún estrella muy cerca de la tierra, pues sigo presa de un ataque de deseo febril y animal. Hoy a menudo me detenía bruscamente en la calle con una exclamación, siempre que pensaba en las cartas que te escribí anoche y antenoche. Deben haber parecido horribles a la fría luz del día. Tal vez te haya desagradado su grosería. Sé que eres una persona mucho más fina que tu extraño amante y, aunque fuiste tu misma, tu, niñita calentona, la que escribió primero para decirme que estabas impaciente porque te culiara, aún así supongo que la salvaje suciedad y obscenidad de mi respuesta ha superado todos los límites del recato. Cuando he recibido tu carta urgente esta mañana y he visto lo cariñosa que eres con tu despreciable Jim, me he sentido avergonzado de lo que escribí. Sin embargo, ahora la noche, la secreta y pecaminosa noche, ha caído de nuevo sobre el mundo y vuelvo a estar solo escribiéndote y tu carta vuelve a estar plegada delante de mí sobre la mesa. No me pidas que me vaya a la cama, querida. Déjame escribirte, querida.
Como sabes queridísima, nunca uso palabras obscenas al hablar. Nunca me has oído, ¿verdad?, pronunciar una palabra impropia delante otras personas. Cuando los hombres de aquí cuentan delante de mí historias sucias o lascivas, apenas sonrío. Y, sin embargo, tu sabes convertirme en una bestia. Fuiste tu misma, tu, quien me deslizaste la mano dentro de los pantalones y me apartaste suavemente la camisa y me tocaste la pinga con tus largos y cosquilleantes dedos y poco a poco la cogiste entera, gorda y tiesa como estaba, con la mano y me hiciste una paja despacio hasta que me vine entre tus dedos, sin dejar de inclinarte sobre mí, ni de mirarme con tus ojos tranquilos y de santa. También fueron tus labios los primeros que pronunciaron una palabra obscena. Recuerdo muy bien aquella noche en la cama en Pola. Cansada de yacer debajo de un hombre, una noche te rasgaste el camisón con violencia y te subiste encima para cabalgarme desnuda. Te metiste la pinga en el coño y empezaste a cabalgarme para arriba y para abajo. Tal vez yo no estuviera suficientemente arrecho, pues recuerdo que te inclinaste hacia mi cara y murmuraste con ternura: “¡Fuck me, darling!”
Nora querida, me moría todo el día por hacerte uno o dos preguntas. Permítemelo, querida, pues yo te he contado todo lo que he hecho en mi vida; así, que puedo preguntarte, a mi vez. No sé si las contestarás. Cuándo esa persona cuyo corazón deseo vehementemente detener con el tiro de un revólver te metió la mano o las manos bajo las faldas, ¿se limitó a hacerte cosquillas por fuera o te metió el dedo o los dedos? Si lo hizo, ¿subieron lo suficiente como para tocar ese gallito que tienes en el extremo del coño? ¿Te tocó por detrás? ¿Estuvo haciéndote cosquillas mucho tiempo y te viniste? ¿Te pidió que lo tocaras y lo hiciste? Sino lo tocaste, ¿se vino sobre ti y lo sentiste?
Otras pregunta, Nora. Sé que fui el primer hombre que te folló, pero, ¿te masturbó un hombre alguna vez? ¿Lo hizo alguna vez aquel muchacho que te gustaba? Dímelo ahora, Nora, responde a la verdad con la verdad y a la sinceridad con la sinceridad. Cuando estabas con él de noche en la oscuridad de noche, ¿no desabrocharon nunca, nunca, tus dedos sus pantalones ni se deslizaron dentro como ratones? ¿Le hiciste una paja alguna vez, querida, dime la verdad, a él o a cualquier otro? ¿No sentiste nunca, nunca, nunca la pinga de un hombre o de un muchacho en tus dedos hasta que me desabrochaste el pantalón a mí? Si no estás ofendida, no temas decirme la verdad. Querida, querida esta noche tengo un deseo tan salvaje de tu cuerpo que, si estuvieras aquí a mi lado y aún cuando me dijeras con tus propios labios que la mitad de los patanes pelirrojos de la región de Galway te echaron un polvo antes que yo, aún así correría hasta ti muerto de deseo.
Dios Todopoderoso, ¿qué clase de lenguaje es este que estoy escribiendo a mi orgullosa reina de ojos azules? ¿Se negará a contestar a mis groseras e insultantes preguntas? Sé que me arriesgo mucho al escribir así, pero, si me ama, sentirá que estoy loco de deseo y que debo contarle todo.
Cielo, contéstame. Aun cundo me entere de que tu también habías pecado, tal vez me sentiría todavía más unido a ti. De todos modos, te amo. Te he escrito y dicho cosas que mi orgullo nunca me permitiría decir de nuevo a ninguna mujer.
Mi querida Nora, estoy jadeando de ansia por recibir tus respuestas a estas sucias cartas mías. Te escribo a las claras, porque ahora siento que puedo cumplir mi palabra contigo. No te enfades, querida, querida, Nora, mi florecilla silvestre de los setos. Amo tu cuerpo, lo añora, sueño con él.
Háblenme queridos labios que he besado con lágrimas. Si estas porquerías que he escrito te ofenden, hazme recuperar el juicio otra vez con un latigazo, como has hecho antes. ¡Qué Dios me ayude!
Te amo Nora, y parece que también esto es parte de mi amor. ¡Perdóname! ¡Perdóname!

JIM/

domingo, 22 de febrero de 2009

La entrega


Siempre había vivido el mundo BDSM como una entrega o una dominación, a veces quizás desde un punto de vista más físico que mental pero ahora ese punto de vista se había inclinado completamente a la entrega mental y había una Domina que había conseguido que desde su punto de vista de sumisos libres pero completamente obedientes a sus deseos, yo me entregara incondicionalmente.

La relación siempre se había mantenido a distancia porque ella hacía tiempo vivía en otra ciudad a unos 500 kms. Por lo tanto, la entrega era total pero la distancia física era muy grande. Ese día Ella me había citado. Recibí un mail explicándome donde debía de esperarla y a que hora. Mi apariencia física debía ser impecable. El pelo no debía ser corto pero tampoco largo, bien cuidado. Las uñas bien cuidadas y cortadas. De ropa tenía libertad pero antes debía darme una ducha y limpiarme bien incluso interiormente.

Debía coger el metro en cierta estación y desplazarme unas diez estaciones. Allí bajarme, salir a la calle y allí aguardar. Eso hice. Realice todo al pie de la letra. Mi cuerpo temblaba como una hoja y mi alma daba saltos. Mi corazón no cesaba de latir como un atleta que desea saltar la valla de mi pecho.

Llegue y recibí un sms a mi móvil. Me decía que girase mi cabeza a la derecha y me dirigiera al parque que veía 100 metros más adelante. Y que esperase a la derecha de la estatua mirando en el mismo sentido que miraba ella. Obedecí todo al pie de la letra. La emoción subía muchos grados pero muchos y mis nervios también. Llegue y adopte la postura que ella mandaba.

No la oí llegar cuando de repente una voz a mi espalda con un timbre melódico que decía:

Hola Por fin nos conocemos.

A sus pies mi Dueña respondí yo agachando la cabeza y mirando al suelo.

Ella me ordenó que la siguiera, caminamos unos 10 minutos por varias calles. Parecía como si me quisiera despistar y no supiera volver si algún día lo hacía. Entramos a un portal y nos dirigimos al ascensor. Me miró con una sonrisa y me dijo:

¿Nervioso?

Un poco.

Llegamos al piso. Nada más entrar se giró hacia mi y adelantó una de las botas. Era una bota hasta la rodilla de vinilo y con tacones metálicos. No necesité una orden. Me arrodillé y empecé a lamerla. Luego me hizo levantar y me dijo que esperase allí.

Esperé, los minutos se me hacían horas pero al final me dijo que cerrase los ojos y fuera hacia el cuarto que había al final del pasillo. Entré y me ordenó desnudarme, la luz estaba apagada y notaba como se había situado en la zona más oscura para que no la viera antes de tiempo.

Me desnudé con celeridad. Ahora me arrodille y posteriormente fui forzado a colocarme a gatas. Me hizo ponerme un antifaz. Al de unos segundos note unas manos en mi cuello, lo acariciaban y apretaban hasta que sentir el propósito de esas manos. Me había colocado un collar. Me retiró el antifaz y me dio un espejo para que lo viera. Era perfecto, precioso.

De metal tenía una plaquita en medio que ponía perrobilbao, una pequeña argolla colgaba de la parte inferior y todo ello sobre una tira de cuero negro jalonada de pequeñas tachuelas plateadas. Me puso de pies y me esposó las manos a la nuca. La vi.

Era como una Diosa. Alta, estilizada, toda ella vestida con un mono de red que dejaba ver pero no del todo todo su bello cuerpo. Unos pezones rosados más bien pequeños como dos fresas que rematan dos pechos medianos en forma de montañas. Un pubis con una fina tira de vello y cuando se giró un culo de dimensiones perfectas.

Mi polla reaccionó, no se si a la vista del cuerpo o por el hecho de estar allí ante mi Dueña. El caso que me hizo subirme a la cama y tumbarme en ella boca arriba. Ella empezó a jugar con mi miembro a torturarle. Cogió unas pinzas y las puso en lugares estratégicos. El dolor hizo acto de presencia. Pero la excitación no bajaba. Luego cogió …..Espuma de afeitar y la extendió por mi pubis.

Eres un cerdo, debías de haberte rasurado.

Ahora lo estaba haciendo ella. Siguió hasta que no dejó ni un pelo de tonto ni de listo jejejee. Luego siguió con la tortura de mis huevos y mi polla. Ahora con una fusta me iba recordando quien mandaba con pequeños azotes en mi verga extendida.

Después de estar un buen rato torturándome así y jugar con unos velones rojos me soltó de la cama y me bajó al suelo. Me quedé a gatas y sostuve sus botas. Estaba ella sentada en un elegante sillón y las piernas extendidas descansaban sobre mi lomo. La ceniza del cigarro la vertía en mi mano.

Cuando estuvo descansada se levantó apoyó la bota en mis nalgas y clavó su tacón llevándome a una especie de artilugio donde me situó a 4 patas sobre él. Entonces vi que a la cabecera había varias fustas y látigos los cuales fue probando sobre mi culo. Cuando se cansó se colocó un arnés y con algo de lubricante me lo clavó en mi ano y me fue follando sin pensar en mi placer si no en el suyo. Al fin y al cabo yo la pertenecía.

Ahora entre una pareja de parecida edad a la mia en la estancia. Mi Ama me soltó e hizo que ella se tumbara boca arriba en la cama y a mi me puso de rodillas delante de ella. Mi Ama se puso a horcajadas sobre la boca de la mujer que la comía el coño a la vez que yo se lo comía a ella. El de repente me abordó y me montó. Comenzó a follarme suavemente pero sin pausa. Mi Ama le jaleaba a la vez que gemía recibiendo los lametones de la chica.

Para terminar cuando ella tuvo su orgasmo los hizo retirarse y ella me sodomizó de nuevo pero esta vez me autorizó a masturbarme, yo lo hice hasta que sin poder aguantarme casi la pedí permiso para eyacular pero no me lo dio. Solo después de ella estar próxima al orgasmo me permitió tenerlo y fue algo maravilloso hasta el punto de quedar los dos tumbados uno encima del otro. Cuando me desperté, estaba solo. Todo había sido un sueño. Había llegado el día en que la sesión tendría lugar y esperaba no defraudar.

Bilbaino35

sábado, 14 de febrero de 2009

Mea culpa



Enigma nacio como un proyecto de música no vinculada ninguna música comercial, según su creador Mikaell Cretu, la misma se creo como un objeto no identificado, apareció como tal y aun sigue siéndolo. El proyecto se basaba en crear una música para activar todos los sentidos, quizás por eso no dejo de relacionarla con el sexo, sobre todo con el sexo creativo y con todas aquellas practicas que ponen en guardia los sentidos. Os dejo una pieza que me parece exquisita y una de mis favoritas.

Ama ama y ensancha el Alma



“Hay que volar libre, al sol y al viento, repartiendo el amor que llevas dentro… (libre, libre, libre)”

La música y yo somos como el morbo y la maestra dueña de este rincón del cibernio, la música me transporta, me empuja, saca lo mejor de mi, la parte más optimista, la fuerza para ver la vida no como una cuesta arriba, a pesar de los problemas y las zancadillas que se empeña en ponernos, sino en verla como una desbocada carrera cuesta abajo, con la adrenalina saliendo a borbotones por todos mis poros, y repartir con ella toda la luz que necesitan los que a tu alrededor no acaban de ver ese camino, empujándolos contigo, agarrándolos de la mano y corriendo libres y sobre todo felices.

Hoy no vengo a buscar sexo, no vengo a contarte sexo, vengo por que estoy cargado de razones para venir, para dejar para siempre escrito en un rincón pequeño, pero importante, del que me siento parte, dos pensamientos y una canción, una dentro de la otra, no soy un particular fan de este grupo, de este hombre, pero hay que reconocerle lo suyo, y esto merece la pena que se convierta en el pensamiento de cabecera de todos los que estamos aquí para disfrutar…

Ya se que esto parece que no encaja aquí, y prometo esforzarme, otro día, en escribir algo con más talento, e incluso algo que excite otra parte del cerebro que no hace lo que dejo hoy, pero me gusta mucho, mucho, mucho…

“Para algunos la vida es galopar un camino empedrado de horas, minutos y segundos

Yo más humilde soy, y solo quiero que la ola que surge del último suspiro de un segundo me transporte mecido hasta el siguiente”

Y la otra la dejo en forma de vídeo, y mientras suena dejo el estribillo para recitarlo con la fuerza de la adrenalina golpeando la batería y rompiendo la guitarra al viento…


“Hay que volar libre, al sol y al viento, repartiendo el amor que llevas dentro… (libre, libre, libre)”

martes, 10 de febrero de 2009

La princesa y el jardinero ( 2ªparte)


Poeta: Si yo pudiera, robaría el color de los rostros oscuros, y levantaría el mar. Cogería las lágrimas de los últimos corales, y con lágrimas y color, pintaría de acuarelas tu cuerpo, con mis labios de pincel.
La princesa se emocionó ante el cumulo de palabras bonitas, y se encendió su cabeza, algo le dijo en la cabeza:
Cabeza de princesita: Es el.
Se paso toda la tarde oyendo al poeta y destiñendo la parte inferior de su lencería, hasta que al final añadió:
Princesita: Ho, apuesto trovador. ¿Sería tan cortés de acompañarme?
Poeta: Es un honor "Milady".
Subieron al picadero de la muchacha, y en cuanto la puerta se cerró la princesita ya mostraba su tetamen.
Poeta: ¿Tienes calor? Tu cuerpo está lleno de color.
Princesita: Saca la picha, y acaba con mi desdicha.
Poeta: ¿Mi… pirindola? Tan rápido no me mola.
La princesita solo oía lo que deseaba oír, y rápidamente los pantalones del poeta cubrían la moqueta, La princesita quedo decepcionada cuando abrió el regalo.
Princesita: ¿Qué quieres que haga con esto? ¿! Dónde está mi resto!?
Poeta: Soy todo lo que se ve. Soy un entrecot y ese es mi canapé.
La princesita intento apañárselas como pudo, pero se salía todo el rato.
Princesita: ¿No querías pintar mis labios con tu lengua de pincel? Pues empieza por estos.
Sin tiempo a una posible reacción, al poeta se le llenó la boca de "steak tataro".
Poeta: Glu glu.
Princesita: Ahahaha…
No quedo satisfecha, pero si entretenida, y le invito a abandonar la casa.
Princesita: No eres lo que estoy buscando.
A los días, la princesita, harta de contar con los dedos, volvió a pensar:
Princesita: Tal vez podría visitar a la sabia bruja, ella pondrá remedio a mi situación.
Fue a visitarla a los pantanos del reino, la bruja mezclaba ingredientes secretos en un caldero.
Bruja: Hola joven princesa. ¿Que te trae por aquí?
Princesita: Veras Bruja, últimamente no tengo suerte con los hombres, me salen rana todos.
La bruja hojeo un viejo libro llamado "necronomicoñ", y al rato respondió.
Bruja: Mmmm princesa, creo que tu problema es universal, tu lo que necesitas es un tío bueno que te ponga las pilas.
Princesita: ¡Exacto!
Bruja sonriendo: Princesa, te voy a dar unos polvos mágicos, solo tienes que coger un sapo y en la intimidad, rociarlo. Aparecerá el mas apuesto hombre que tus ojos pueden concebir.
Princesa contenta: Gracia bruja, le diré a mi papa que Torquemada no te queme, iban a hacer una redada de brujas la semana que viene.
La princesita se paso toda la tarde para cazar al sapo más hermoso del pantano. Ya entrada la noche pudo llevar al bicho a su alcoba. Lo lavó con mimo, y se puso guapa para el esperado encuentro. Tímidamente esparció los polvos en la piel del animal, y a los segundos hizo reacción. Una explosión de humo cubrió la zona, hasta que poco a poco una esbelta figura tomó forma. Sus músculos eran perfectos, su forma paradisiaca y su dentadura lineal y blanca. Era un Adonis, un portento, una driada hecha hombre, un dios en movimiento, era...El hombre.
Princesita empitonada: ¡Wow!, eres más perfecto que yo, y… ¡eres mío!
Adonis:…
Princesita: Y encima eres tímido y no tendré que escuchar tus problemas. ¡Eres lo que siempre soñé!
Adonis:…
Princesita: No temas. ¡Entre mis piernas estarás seguro para siempre!
Una mosca rondó por la habitación, de repente el Adonis dio un salto, saco la lengua, y se la comió.
Adonis: !Croack!
La princesa se percató de que el sapo, solo cambió su forma, ella la cambió. Pero solo era un sapo-hombre. Aún así estaba para mojar pan, y la princesa no desaprovecharía el premio que toda princesa merece en una vida justa.
Princesita: A ver, bonito, ven a la camita.
Adonis:!Croack!
La princesa lo cogió suavemente de la mano y lo llevo donde dormía asiduamente.
Princesa: Ahora vamos a hacer el amor tú y yo, estírate y yo haré el resto.
Tendió en la cama a su Adonis, y amorosamente se posó encima de él. Su miembro no estaba erecto, así que ella sonrió y bajo la boca hasta más allá del ombligo del Adonis, y se puso a succionar.
No parecía servir de nada, y la princesa intentó esmerarse al máximo en la tarea. El Adonis acabo corriéndose y la princesa trago algo más que su orgullo. Unas lágrimas corrieron su maquillaje, era la primera vez que se enamoraba. En lo posterior, la princesa acompañó al Adonis al pantano, y por amor lo dejó en libertad.
Años más tarde, la princesa tuvo un sueño que la hizo meditar un tiempo. Tomó una decisión, y se puso a buscar al Adonis entre los pantanos, al poeta en el pequeño estanque, y al jardinero entré las flores. Los reunió a los tres en su habitación y les contó su plan.
Princesa: Después de muchos años de pensar he llegado a la siguiente conclusión. El amor surge de uno mismo, y lo que sentí con vosotros fue la anulación de mis debilidades, y eso es lo que me gustó de cada uno de vosotros. Esta noche, voy a sentirme completa. Jardinero, tengo una misión para ti.
Jardinero: Si mi ama.
Princesa: Cubre tu cuerpo con esas sabanas, y que solo sobresalga tu sexo. Poeta, tengo un encargo para ti.
Poeta: Si milady.
Princesa: Ponte debajo de los cojines, y cuando te lo diga, recítame palabras de amor. Adonis, tengo un trabajo para ti.
Adonis:!Croack! !Croack!
Princesa: Voy a ponerte en la cama, cubriré tu entrepierna con la del jardinero, y el poeta hablará por ti.
Los cuatro se pusieron en posición y culminaron el polvo perfecto, mente, perfección, fuerza y pasión juntas. De repente la puerta empezó a sonar:
Rey: Hola cariño, ábreme.
Princesa: ¡Ya voy papa!
El jardinero y el poeta se escondieron en el armario, mientras la princesa intentaba esconder al Adonis, pero era reacio a moverse. La princesa se vistió y el rey abrió la puerta.
Rey: hola hija… ¡Oh! ¡Hay un hombre desnudo en tu habitación!
Princesa: Estooooo… verás papa, no es lo que parece…
Rey: ¿Y que parece?
Princesa: Hoy paseaba por los jardines reales, y encontré un sapo, lo traje a la habitación y le di un beso. ¡Se transformo en hombre!
Rey: Lo entiendo hija, pero comprenderás que debo velar por tu honor. ¡Tendréis que casaros!
Princesa:!Perfecto!
Adonis: ¡Croack!
Se casaron y fueron muy felices en las orgias los cuatro, comieron perdices y algún mosquito.
Esa es la historia transmitida de hijas a padres, y de padres a hijos.

Give

viernes, 6 de febrero de 2009

La visita


La Visita

El hombre toca el timbre de la puerta y espera una respuesta. Durante un tiempo demasiado largo nadie parece atenderla. No se atreve a volver a accionar el conmutador; prudente, y prefiere esperar una respuesta. Duda. Finalmente cuando va a volver a apretar el botón se oyen unos pasos de tacón firmes, sordos, al otro lado de la puerta. El sabe de quien se trata.

Le abre ella. Su sueño. La Diosa.

La mujer le mira desde la puerta franqueada; Es alta y delgada, ósea, y morena ; viste de negro, con falta corta y amplia de vuelo, y blusa de cuello alto que deja al descubierto axilas y hombros, como prendas de piel satinada. Lleva unos zapatos negros de tacón alto y las medias con del mismo color. Se para al otro lado de la puerta con las manos en jarras, a ambos lados de sus caderas. Desafiante. Hay una burla en la mirada. Los labios intensamente rojos se abren levemente para dejar ver la línea de dientes blanquísimos. El hombre aprecia una sombra en sus axilas, una clave de trasgresión de convencionalismos. Ella sujeta con una mano la puerta y la abre ampliamente:

- Vaya, llego el hombrecito maleducado. Pasa, pasa, bobo, que tenemos mucho que hacer.

La mujer cierra la puerta apenas entra el hombre en el recibidor, y alarga su mano hasta apoyarla en su pechera, y con la convicción de quien se sabe obedecida le empuja hacía atrás hasta arrinconarlo de espaldas a la pared. Acerca, con parsimoniosa lentitud, su cara a la del varón hasta colocarse cerca de ella, lateralmente, y durante un rato permanece quieta, exhalando su aliento con la boca entreabierta sobre la cara del hombre, mirando los ojos obedientes del sometido. El hombre bebe ese aliento como quien comulga, intensamente, sabiendo que eso le hace fiel al altar de su Diosa. El hombre adora el aliento de esa Diosa. Lo respira, como quien comulga convencido y fiel.

Lentamente, como quien descubre, la mujer desliza una de sus manos, discurriendo cuello abajo, hasta notar, bajo la blusa los pezones del varón. Se detiene allí, para quedarse y manipula con sus dedos sobre la tela hasta buscar la perfección de la presa eficaz, entre índice y pulgar. Entonces inicia su danza. Pellizca reiteradamente, con creciente autoridad, uno y luego otro pezón. Y de nuevo uno. Y vuelta al otro, en un baile sin aparente final. Mantiene el castigo con la cadencia de un balansé, aquí y allá, asegurándose de que su acción tiene una traducción obvia en el gesto del varón, que frunce el ceño y respira anhelante el aire que sale de la boca roja de la hembra autoritaria.

La mano libre de la mujer se desliza cuerpo abajo, palpando mientras desciende, acariciando mientras busca, con la certeza de que sabrá llegar. Alcanza la bragueta del hombre. Palpa el bulto del hombre que respira el aliento que le da. Luego, de un tirón, baja la cremallera y mete, como quien toma lo que es suyo, su mano entre los bordes plásticos. Palpa indecentemente, posesivamente, los genitales del hombre, aun tapados por el calzoncillo. Ella mueve su pie y golpea discretamente en los bordes internos de los del hombre, que entiende y separa un poco sus piernas para facilitar la manipulación de la mujer. Durante un rato ella soba al hombre, buscando su excitación, con una cierta parsimonia divertida en la mirada. El hombre nota crecer su sexo entre las manos de la mujer. Eso parece divertirla, e insiste en su caricia limitada, mezcla de poder y estímulo. Decide meter su mano bajo el calzoncillo y toma entre sus manos el escroto del varón que , inevitablemente, gime e indefectiblemente se empalma.

- ¿Te mojas perra?- La mujer se ríe de su propia frase. Y el hombre calla y aspira el aroma perfecto de esa mujer - Te quiero mojada putilla, así que asegúrate de estarlo. ¿Estas seguro de que estos ovarios llevan diez días sin descargar? ¿No se te habrá ocurrido masturbarte a solas, o follarte a tu mujercita, verdad?. Ya sabes que tu flujo es mío, guapa, así que más te vale que lo recuerdes o yo te enseñare a tenerlo presente.

Luego, con su mano libre, que libera los pezones castigados, sujeta por el rostro al hombre. Sonríe enigmática, definitivamente maliciosa. Finalmente dirige la cara del varón a enfrentarse con una silla que hay al otro lado del hall.

- Ponte esa ropita, linda, que es la que mejor te está.

Sobre la silla hay un vestido singular. Es un traje de muchacha de servicio antigua, de camarera quizás, o de señorita de servicio doméstico de casa bien.

El hombre, cuando la mujer le libera de su presa en los huevos y el rostro, se dirige a la silla indeciso, inseguro de qué debe hacer exactamente.

- A ver bobita, no se si acabas de pillarlo. La idea es que te desnudes de tu ropa de hombre, que te viene fatal, y te metas en ese uniforme que es el adecuado para ti. Es la mar de fácil. ¿puedes entenderlo o te cruzo la cara para espabilarte?.

Como el hombre alarga sus manos para tocar las prendas femeninas depositadas en la silla, la mujer se acerca a él y sujetándole del pelo le hace arrodillarse frente a ella, y luego, una vez sometido, al voleo, con las manos abiertas y francas abofetea sus mejillas una y otra vez, en tres ocasiones consecutivas. El sonido plano del castigo ha sonado lo bastante firme para saber que lo era. El varón tiene un notable escozor en los carrillos. Y calor.

- A ver rica, ¿tu has visto a alguien vestirse sin estar antes desnuda? No seas mema rica, y quítate esa ropa antes de tocar el uniforme que vas a usar en esta casa, de la mañana a la noche. A ver si aprendemos a vestirnos ¡boba!

El hombre, las mejillas acaloradas, hace amago de incorporarse, para desvestirse pero ella se adelanta a su gesto y le suelta otra bofetada en la cara que lo deja arrodillado y sorprendido.

- ¿Te he dicho que levantes para desvestirte? ¿Es que tu crees que puedes acomodarte como te venga en gana?. Desnúdate así, arrodillada y espabila que es para hoy.

El varón se somete y comienza a desvestir su cuerpo de la ropa que lo cubre. Se deshace de su chaqueta, duda donde ponerla y acaba dejándola en el suelo; luego se despoja de su corbata y su camisa, y comienza a soltarse el cinturón. Ella le mira complacida, divertida, y burlona. Con movimientos de contorsión se quita los pantalones y los deja sobre las otras prendas ya quitadas. Comienza a quitarse el calzoncillo más inseguro. Ella se adelanta y sujeta por uno de los pezones al hombre, usando sus dedos como pinzas, urgiéndole a librarse de esa prenda. Aprieta su presa en la medida que el hombre se embarulla en esa posición, así sujeto, para deshacerse de los calzoncillos .

- Muy bien nena lista. A ver bonita ¿qué se pone una primero cuando se viste?

- ¿La ropa interior?

- ¡Bingo!, la nena ha aprobado la primera lección!!. Pues a ver bonita, busca entre la ropita y colócate lo que es preciso, y con el orden correcto.

Hay una braga escueta, roja, con mucha puntilla, en la silla y al lado un sujetador del mismo color, a juego. El hombre toma las prendas y comienza a colocarse la braguita y al hacerlo ella aprovecha la indefensión para volver a apretar sus pezones con ambas manos, pero esta vez ella se aculilla par hacerlo con más y mejor intensidad. El hombre da un respingo y se espabila, hasta colocar la braga en posición , aunque su sexo más bien hinchado apenas queda cubierto por la prenda. Finalmente ella suelta su presa, los pezones del varón, y levantándose le ordena hacerlo a él también.

- A ver marrana ¿Tu crees que es decente en una señorita como Dios manda lleve el coño al aire? ¿Es que no sabes taparte las vergüenzas? ¿ni siquiera sabes ponerte una bragas como es debido? ¿Eh? le aplica un sonoro cachete que suena seco en la habitación silenciosa - ¡Adecéntate que no son horas de ir provocando, mema, ya te dejaré que te desbrabes cuando sea conveniente. Pero ahora, cochina, tápate bien los pelitos del coño, ¡ a ver si eres capaz ¡

La mujer se coloca frente a él, brazos en jarras, mientras el hombre mira bajo sus axilas el vello oscuro que brilla con intensidad metálica, como plata negra. Aparta a vista segundos antes de ser sorprendido “in fraganti” y se pone a obedecer la orden. La mujer espera esa reacción y el sumiso, haciendo alardes malabares para meter sus atributos en la escueta braga que lleva, logra, más mal que bien, dejar sus testículos y falo metidos bajo la felpa minúscula, empujando de todo ello hacía atrás y cerrando ligeramente las piernas. Ella parece satisfecha, del resultado.

El hombre mira el sujetador y queda dudoso, sobre que hacer con aquello, medio segundo. ¡Plas!. Recibe otra bofetada.

- ¿Que pasa? ¿Es que no quieres taparte las tetas? ¿ Pretendes ir como una gorrina?, ¿empitonada todo el día?. ¿Estas buscando poner cachondos a mis amigos quizas?, ¡si seras puta!,. Anda boba, ponte el sujetador y no me aburras a ver si hacemos de ti una hembra decente, que no se porque me parece que llevas el estigma de la que nace golfa, y no vas a prender más que a bofetones.

El varón sometido se coloca, pasando sus brazos por los tirantes, el sujetador rojo que ella eligió. Trata en vano de anudarse a la espalda la prenda, sin éxito, y entiende que su posición es muy débil, arrodillado y con las manos a la espalda haciendo algo que no acaba de salir. Y una tras otra, despaciosas pero francas, con mas morbo que violencia, los cachetes empiezan a caerle en el rostro. Y así permanece, abofeteado rítmicamente, escuchando la sonrisa casi sólida de la mujer que le golpea, hasta que logra accionar el cierre de la prenda y ella se da por satisfecha.

- Como ves, guapita, la letra con sangre entra. Por cierto, y para tu conocimiento, una advertencia cordial: si se te ocurra manchar la braguita con flujo, y no sabes retenerte las ganas de que te usen, te encularé seriamente, y mientras lo hago escribirás 100 veces no debo mojarme en las bragas. A ver si somos capaces de ser decentes, puerquita. Y ahora, si a la señorita no le parece mal ¿sería tan grata como para ponerse el uniforme?

El varón toma el vestido negro que debe usar, y hace amago de meterse dentro a pesar de que es ligeramente estrecho. La mujer se adelanta y le agarra por los huevos con la mano.

- Pero buenooooooo, que pasa contigo nenaza ¿es que tienes intención de llevar las pantorrillas al aire? ¿Tu estas deseando poner caliente a alguien quizás? A ver guapita, las medias son prendas que las chicas lleváis ¿Te acuerdas?

Mientras humilla al varón sujetándolo así, usa esa presa para apretar ligeramente los huevos que sujeta, con una intensidad discreta, sin buscar el dolor que ella sabe que ese hombre teme sobre todas las cosas y que evita aplicar, pero con cuya idea juega.

- ¿Necesitas que te estruje un poquito para recordarlo?

- No , por favor, no, Señora, los huevos no, por favor.

- Huevos? Has dicho huevos? – dice sin soltar su presa, a la vez que acerca su boca al rostro sometido del hombre.

- Perdón señora, ovarios, no me apriete los ovarios por favor.

- Ohhhhhh mírala como suplica la nena cuando la sujetan debidamente de sus cositas delicadas. Veraaaas – y al decirlo afirma la posesión de uno de los testículos del varón en el cuenco de su mano- , bonita, la cosa es fácil, tu te aseguras de obedecer pronto y bien, y te portas como una chica decente y servicial, o yo misma me aseguraré de castigarte donde más delicadito tienes tus vergüenzas, mema. Y espabila, que es para hoy.

El hombre liberado toma unas medias, y afortunadamente aprecia que hay un liguero en el conjunto de ropa, y se adelanta a cualquier orden, manipulándolo para comprender como puede ponerse esa prenda. Lamentablemente duda sobre como sostenerla para colocarla debidamente. Y la bofetada suena implacable, de nuevo, aunque esta vez es su nalga la receptora, y una tras otra, con la cadencia de quien sabe torpe y entorpecido al golpeado, mantiene el castigo, una nalga tras otra, hasta que el hombre, a trancas y barrancas, mientras es castigado, atina a ponerse el liguero en su sitio. No obstante y aunque la prenda está en su lugar, ella mantiene las palmetadas en su trasero y el hombre comprende que hay algo que no ha hecho debidamente. Finalmente desplaza el ligero hasta colocarlo, más alto de lo que estaba, en un sitio que parece satisfacer a su Ofensora.

- Hala, cerdita, acaba de vestirte si te sientes capaz, y sino tampoco te agobies que tenemos todo el día, y además ya ves que estoy encantadísima de colaborar de la manera que más te ayuda.

La Dómina levanta sus brazos para llevar sus manos a la nuca y anudarse una cinta de pelo en su melena suelta , y al hacerlo despliega el poder de sus axilas, dos palomas negras desplegadas en vuelo perfecto, dos armas temibles para imantar una mirada, dos pozos hondos donde perderse definitivamente. El hombre se queda alelado mirando aquel vello negro, luciente, que ella sostiene a la vista pausadamente, segura del efecto letal que tiene ese secreto trasgresor sobre el deseo del varón domado. Ella es consciente de su poder, así posada, y sonríe enigmática y pícara, segura del resultado. Y efectivamente este se produce. El hombre no puede evitar empalmarse ligeramente y todo su intento de taparse dentro de esa braga resulta baldío.

- Vaya, vaya, vaya, si parece a que a la putita le gusta mirar ¿Qué es lo que observa tan alelada ella? ¿Qué cosita ves con tanta intensidad que te moja la pochita, rica?. ¿Me estas mirando para ponerte cachonda quizás?. Oh la la, la pequeña sinvergüenza va a resultar que es además descarada ¿si? - la mujer estira su mano y sujeta de los huevos al varón dominado, con la tensión necesaria para sentir su poder, ¿Puede saberse que es lo que te pone turbia? ¿me lo dirá la putita guapa? – y aprieta ligeramente su presa, haciendo escapar un gemido seco y breve, suplicante, de la garganta seca del varón domado. El hombre se apresura a contestar.

- Miraba sus axilas Señora, ya sabe que me fascinan.

- Ahhhh no sabes cuanto me alegra saber que es de tu gusto lo que yo hago con mis rincones íntimos. ¿Y serías tan amable, tan buena, tan servicial, de decirme, por favor, cual es la razón por la que mis sobacos te atraen tantísimo como para perder el pudor de la mirada y mostrarte descarada en tu actitud? ¿Te ayudo a contestarme o prefieres hacerlo solita?

- Es por el vello Señora, me fascina las axilas sin depilar, naturales. Me parecen muy eróticas.

- UUUUUY, a ver, a ver que me cuentes tus secretitos de zorra que no se porque me parece que aquí van salir cosas muy muy feas- sonríe irónica mientas sujeta por el escroto, haciendo rodar los huevos en su mano, sin estrujarlos, pero marcando esa potencialidad -. A ver, nena, varias preguntas para ti, ¿significa eso que cualquier persona, hembra u hombre, al que le veas pelitos axilares, ¿te zozobrará la educación y te llevará a mirarles con deseo?

- No señora, no me pasaría eso con un hombre – el hombre intuye el peligro y la burla de la pregunta-

- ¡Vaya, no sabes lo que me sorprende saberte lesbiana, pero si interpreto bien tu respuesta la conclusión de ello es que te pondrá cachonda cualquier axila peluda de hembra ¿verdad? – La dómina libera la presa en los huevos del sumiso; se retira ligeramente y se dirige a una mesa en la que hay unos guantes de latex que comienza a ponerse parsimoniosamente mientras espera la respuesta.

- No. No señora. Es verdad que es un morbo antiguo ese, ya sabe, lo de las axilas hirsutas, pero en realidad son solo las suyas las que me fascinan absolutamente.

- ¿Deseas que te crea cuando me dices que no mirarías bajo los brazos de una real hembra para ver si lleva el rinconcito depilado o pelón? ¿No miras a las mujeres hermosas que ves por ahí bajo los brazos, si tienes la oportunidad de fisgar? ¿Es eso lo que me estas contado? ¿Te parezco boba? ¿Me mientes cada vez que respondes? ¿No habíamos quedado que no te gustaban los hombres? ¿Me engañas? ¿Te ponen cachonda en realidad? ¿Dónde esta la verdad?

Ella estira despaciosamente los guantes de latex, largamente sobre los antebrazos, luciendo un negro intenso, casi acharolado y peligrosamente sobrios-

- No Señora, para nada, No quiero decir que no mire a otras mujeres si puedo en ese rincón. No estoy orgulloso de ello pero a veces se me va la mirada ahí. Es un rincón fetiche para mi. Pero le aseguro que los hombres no me interesan. Y no quiero decir que Vd no sea muy inteligente, para nada boba , al contrario Vd....

-

Plas!, Ella le da una bofetada sonora en el rostro e interrumpe la perorata del sumiso. El sumiso responde con el silencio que le exigen.

- ¿Calla puerca!, buena mentirosa estas hecha, además de descarda. Así que admites mirar a otras mujeres, con lascivia ¿verdad? Y antes lo negaste. Ohhh que embustera. Y para más INRI resulta que la nena dice que no desea saber nada de hombres como si fuera la verdad más obvia de mundo ¿Qué deberé creer yo de ti? ¿Cuáles de tus palabras serán ciertas y cuales puercas mentiras. ¿Todas?

La mujer abre el cajón de una mesita auxiliar y saca un bote plástico de un líquido claro. Es vaselina. El hombre entiende y ella sabe que ,además, el varón domado asume su rol receptor como un destino. Retira el tapón muy cuidadosamente, muy despacio, mirando a los ojos del hombre, como quien destapa una tapa que guarda un secreto valioso, mientras se acerca a él y le indica que se voltee, baje sus bragas hasta los muslos, y apoye manos y pecho en lo alto del respaldo de una silla. Le asegura que va a ver que clase de virginidad guarda.

- Vamos a ver si efectivamente, como juras con tanta vehemencia, la aprendiza de putilla tiene su vagina debidamente himenada. Vamos a comprobar esa virginidad. Y para que veas que soy muy mimosa, delicadísima, me pondré en la manita exploradora, pringándome los dedos, una vaselina que no estoy segura de que merezcas. Más te vale ser virgen zorra, porque si me engañas vas a comprender lo inconveniente que resulta hacerlo. ¡Levanta ese culo, cerda!

El varón se apresura a hacer, en la postura indicada, lo que se le exige, y separa las piernas, tensando la braga que sostiene en los muslos, para facilitar lo que sabe que viene. Levanta el culo y ofrece sus nalgas descaradamente.

-¡Pero buenooooo! Si la nena se abre como una flor ansiosa!!!. No se porque me parece que tu te sabes esta postura de sobra mmmmm ...... a ver..... a ver......

La mujer sujeta brevemente los testículos de varón sometido para quitar un exceso de vaselina sobrante de su otra mano, frotándola con la nalga ofrecida. Luego con su mano investigadora humedece los confines del ano asegurándose de que el propio orificio recibe, mediante la entrada de una falange bien pringada del lubricante, la dosis correcta. El culo se frunce, como una boca pequeña al contacto del dedo, y hace una pequeña resistencia que ella no tiene problemas en superar empujando lo bastante para vencerla. Luego, apretando suavemente los huevos del hombre le dice, como quien susura:

- Es mejor, reina, que no hagas resistencia o tendré que apretarte donde mas miedo te da, para que te relajes, y me dejes libre el camino. MMMM a verrr, bueno....esto esta muy abierto... uy uy uyyy que van a salir aquí cosas que no debieran. Vamos a ver.... – la mujer mete dos dedos profundamente, buscando el recto abierto, abriendo y saliendo del culo sin dificultad – A ver si me vas a haber engañado..... ¿Estas segura de que este coñito no lo han estrenado antes? ..... a ver si entran más deditos....y te la cargas....- la mujer empuja un tercer dedo dentro del ano pero la resistencia, ahora si, es manifiesta y apenas puede esbozar su falange más pequeña en compañía de los dedos completos que ya asientan en el interior del hombre:

- No se no se.......quizás no te haya montado un hombre bien servido, quizás digas la verdad y aun seas relativamente virgen pero aquí algo ha pasado. Algo muy cochino. A ver, dime ¿se ha metido la nena cositas en el coño ella solita para hacerse pajitas? ¿Te excitas dilatándote un poquito a solas? Quieres que te apriete un poquito los ovarios para que me cuentes la verdad purísima?

- No señora, por favor, no. Los ovarios no....Contaré todo lo que hay de ese asunto. Espere. Se lo cuento todo, de verdad....

- Huy que entretenido...... La mujer se sienta. Piernas separadas, en la silla que hay frente al sumiso, y escucha, ofreciéndole la sombra de la entrepierna al hombre - escucho arrobada princesa, cuéntale a mama las cositas sucias de tu coño, anda, rica.

- Vera Señora, una vez compré un consolador pequeño, un plug en realidad, para jugar con el morbo de ello, ya sabe.

- ¿Jugar?...le llamas jugar a meterte en el coño un consolador? ¿qué hacías después puerca? ¿te masturbabas quizás? ¿Y donde guardabas ese juguete? ¿Sabia tu mujer que lo tenías? ¿Lo sabía también ella? ¿Es tu mujercita de tu estilo de puerca?...cuéntame bonita...que verás como vamos a hacer muchas risas y vamos a encontrar razones para hacerte cositas ricas – y al decir eso toma una fusta negra. Fina, larga, terminada en un trocito de cuero, que hay junto a la silla, y la mueve entre sus manos, de una a otra, o sujetándola a la vez con ambas, sin dejar de mirar los ojos febriles del confesado

- Bueno...fue una cosa que compramos a medias un día, fue una excentricidad que se nos ocurrió en un día de esos morbosos que tuvimos. Ya sabe, a todo le mundo le pasa algún día. Ella, mi mujer, consentía en que lo tuviéramos, aunque jamás se lo colocó. Solo yo lo hice un par de veces.

- Caramba, carambita, carambola carambolita, mírala a ella como se hace jueguitos conyugales. ¿Y sabes porqué tu esposa amantisima no se metió en el trasero ese plug? ¿Lo sospechas? ...yo te lo diré; seguro que esa zorra tiene el culo bien dilatado por algún amante que se la folla bien follada por atrás. ¿Sabes lo que creo?, te lo voy a decir por guapa: Yo creo que probablemente algún mozalbete de poya generosa la tiene enculadita un día si y otro también, y tenía miedo de que vieras lo fácil que ella encajaría ese artilugio. Lo que por cierto, por si no lo sabías te convierte en un cornudo de puta ¿eres consciente de tus cuernos? Creo que vas a darme los datos de tu esposa guapa para que envíe a alguno de mis perros a conquistarla, y saberla, de primera mano, bien follada. ¿Te gustaría saber con certeza la carita que pone tu esposa cuando uno de mis hombres, después de camelársela y llevársela al huerto, la haga correrse boqueando obscenidades dando gritos que contigo nunca daría?¿te apetece que me folle a tu mujer usando a mis esclcvos?

El sumiso calla y permanece quieto mirando al frente mientras la Dómina sigue dilatándole el culo con los dedos, sin dejar de hablar, abriéndole progresivamente, de forma que tras los dos primeros dedos acaban entrando tres dedos, incipientemente, pero haciéndose hueco en su recto sometido. Se siente vejado profundamente pero sabe que en la posición en la que esta solo puede asumir y aceptar lo que su Dómina desee aplicarle. Le zahiere el comentario duro sobre su esposa, pero en la misma medida se siente excitado por esa provocación malsana y sombría, que le toca fibras secretas del alma.

-¿Sabes nena?. Cualquier ginecólogo diría que este coñito tuyo es bastante tragón. Es verdad que tiene un puntito de resistencia pero, la verdad, monina, yo diría que mis deditos exploradores no encuentran un virgo de fundamento. Así que me voy a dar por engañada y eso, linda, me ofende bastante. A ver dime, perra ¿Responderás a mis preguntas a pies juntillas sin florituras ni juegos de esquiva?¿necesitas que te de argumentos suficientes para ablandarte la voluntad ocultista?

La mujer toma, con su mano libre, los testículos colgantes del varón, asiéndolos con la firmeza necesaria para que quede claro que la presa es muy adecuada si la Dómina decide complicar la vida al sumiso. Hace rodar los huevos entre sus dedos, buscando más la advertencia que el castigo.

- A ver, linda, empecemos...Primera pregunta : ¿Te excita imaginar que tu esposa pueda ser usada, por mi voluntad, por otros hombres? ¿te pone calentita la imagen de tu mujer comiéndole la boca a quien yo decida?¿ Te empalma la idea de que le metan en el coño litros de semen blanco y espeso? Y considera que cuando digo si te excita estoy hablando de eso,; exactamente quiero saber si tu mente bulle y tu clítoris se hincha si supones o imaginas que eso puede suceder si lo decido yo.

El sumiso recibe en ese momento, un empujón de la mano de la dómina en lo profundo de su recto, y da un respingo de defensa pero, sujeto como está por los huevos, la maniobra la aborta él mismo, para evitar males mayores. La penetración ha sido eficaz y definitiva. Aún así, y a pesar del aviso físico, la pregunta es una bofetada en el centro neurálgico de los ángulos más secretos de su alma. Él ha imaginado cosas así, imágenes en las que su propia esposa le pone los cuernos desvergonzadamente, pero solo durante masturbaciones solitarias febriles. Y nunca ha hecho partícipe a nadie de esa idea. Se resiste ahora. Se decide a mentir:

- No...no señora..no he pensado esas cosas.

- ¿La perra ha decidido reírse de mí? ¿Necesitas que te enseñe que la sinceridad más absoluta conmigo es una regla sacrosanta que tú, puta barata, no puedes ni siquiera imaginar romper?.....

La Dómina mete y saca con eficacia creciente, en el interior del culo del sometido, sus dedos expansivos. Le folla con vehemencia, y aprieta los huevos lo bastante para que el sumiso no pueda sino recibir las embestidas sin moverse. Sintiéndolo bien. Lo folla a modo, sin consuelo, sin remilgos. Y el culo embestido se ve dilatado sin piedad.

- Tú veras, nena, pero yo diría que te conviene hacer tu tarea de criadita sometida debidamente. Yo que tu empezaría a hablar por los codos. O...,me temo que te voy a dejar el coño, muy, pero que muy, abierto. ¿Acaso no sabes que yo tengo la contraseña de tu mail privado y que he visto como recibes mensajes de grupos pornográficos que se autotitulan como Cuckold? ¿Crees que no se inglés quizás? ¿necesitas que te meta toda la mano en la vagina de puerca para acabar de convencerte de que debes decirme la verdad? ¿Toda la verdad de la cabecita enfermiza de la nena saldrá por fin de tu boquita mamona finalmente?

El hombre sabe que ella le obligará a hablar, y por experiencia sabe que si la decisión de ELLA es abrirle el alma para mirar dentro lo acabará haciendo, así que decide abrir sus secretos. Necesita, además que esa mano se detenga. No puede más.

- Por favor señora Hablaré...por favor.....deme un respiro...se lo voy a contar todo. Le prometo que responderé sin tapujos a sus preguntas. No me guardaré nada más. Se lo juro...deme un respiro en el culo...se lo ruego..

- ¿Dónde has dicho puerca?

- En el coño. Perdone señora......dele un respiro a mi coño.

- Buenoooooo, mírala a ella como por fin me hace pucheritos de puerca y se decide a hablar..... vamos a ver cariño, cielito, cuéntale a tu dueña las cositas sucias que imaginas para tu mujer.

La Dómina saca del culo del sometido los dedos invasores y de dirige, parsimoniosa a sentarse, confortablemente, en una silla cómoda y amplia. Ordena al varón sometido que , de rodillas se acerque a ella, y toma con cada una de sus manos, un pezón del varón arrodillado frente a ella.

- Hala, bonita, cuéntame de la excitación que te produce imaginarte cornudo...te escucho atentísima y tomo nota de cada cosita que me vas a contar sin reparos.

El sumiso traga saliva y se dispone a hablar. Nota la tirantez de los pezones estirados y pellizcados por su interrogadora. Finalmente, cuando empieza a hablar se abre de piernas en el alma paa que mire dentro su Dómina.

- Si señora....a veces pienso en esas cosas y es verdad...estoy suscrito a foros de internet donde cibernéticamente se aborda el tema, se intercambian fotos de cornudos sometidos por sus esposas....es cierto.

- Eso ya lo se bobita. Lo que quiero saber es hasta que grado te excita esa historia.

- La verdad , mi Señora, es que eso me excita mucho. Pero en realidad solo se trata de algo que me sirve para calentarme. No he tenido nunca la idea de pasar a los hechos con algo asó. Mi mujer además , no consentiría.

- ¡Que sabrás tú lo que tu puta, tu mujercita del alma, consentiría si llega el caso. Ya te diré yo lo que consiente o no, ¡mema!.

Estira de los pezones hasta levantar al hombre sobre sus rodillas, en u gesto de defensa doloroso.

- Y ahora, cerda, algo más sobre tu mujer. Veamos ¿Has soñado o imaginado o te has excitado haciéndoselo con otra mujer?

- Bueno señora, eso es más frecuente. Me gusta imaginarla con otra mujer haciendo..haciéndoselo.........eso haciéndoselo con otra.

- Vaya, que versátil.¡ Cuantos `pensamientos en esa cabecita de marrana te caben! eh?

- Y dime, nenaza, ¿Tu mujer te ha contado alguna vez sus pensamientos eróticos? ¿incluyen algunas de las cositas que tu imaginas para ella?..ya sabes.l.os matrimonios bien avenidos se cuentan las cositas íntimas. ¿Qué te ha contado ella de sus deseos sucios?

El hombre guarda silencio un segundo más de lo conveniente. Se lo está pensando. Mala estrategia. La Dómina retuerce los dos pezones del sumiso que se enrosca sobre si mismo sin huir del castigo, no obstante.

- ¿Qué te tengo dicho puta? ¡No te guardes nada cerda!, o¡¡ te arranco los pezones!!. Responde ¿Que pensamnientos sucios tiene tu mujer?

- A veces..a veces...pocas veces ella me cuenta cosas....si es verdad.

- No tengo todo el dia ¡¡¡ perra caliente!!. Cuéntame ahora mismo los secretos sucios de tu puta!!! ¡TODOS!!!- y aprieta de nuevo los pezones.

- Bueno...Ella a veces fabula con hacérselo con otra mujer.....en plan suave y eso...Y algunas veces ha imaginado, conmigo, en caliente ¿eh?, que ella se tiraba a otro tío.

- Mmmmm, vaya vaya con las putillas ¿Tu mujer se masturba? ¿lo hace delante de ti?

- Alguna vez señora. Si, se masturba delante de mi.

- ¿Y te ha contado tu cerda si se toca a solas cuando esta caliente?

- Si señora. A veces lo hace. Me lo ha contado.

- Bien, bien. Eso esta muy bien. Pero que muy bien y muy aclaratorio. Es la puerca que me imaginaba. El otro día, cuando coincidimos en la ópera, y me la presentaste con tanto rodeo , vi que la muy guarrita me miraba como miran las tortilleras. Esa perra va caliente, me dije. Y ya ves..voy a tener razón. Muy bien, guapita, Creo que voy a toma medidas para tu esposa amantísima. Me voy a divertir de lo lindo con los dos. Tan burgueses ellos. Y tan necesitados!!. Pobres. Mamá se va a ocupar de vosotros. Y me ocupare de ella como me ocupo de ti ¿contenta la nena?

La Dómina se lavanta. Acerca un vaso al sumiso. Y le añade.:

- Mastúrbate y córrete en este vaso cerda. Quiero pasar un rato ameno. Me gustan los espectáculos privados. Me calentará para lo que viene después. Me vas a lamer y a lavar el coño con esa boca de puerca que tienes. Tan ágil ella. Ya sabes que solo quiero que me comas el coño cuando tu deseo se ha acabado. Quiero que lo lo hagas sin premio, sin excitación que te estimule. Jodido. Acabado. Y hay de ti si no me chupas luego como los ángeles. Te estrujo los ovarios hasta que llores!!. Vanga perra. Hazte una paja y sácate el flujo al vaso!!!

El varón se masurba en silencio y no tarda e correse en el vaso que su Domina le ofrece. La leche espesa y abundante gotea en el interior. La mujer toma el vaso y lo coloca frente al varón exausto.

- Esto, bonito, todo este flujo, que has dejado en el vaso, entre gemiditos de cerda, te lo vas a beber, en frío , si no me mamas como los ángeles y me limpias el coño y el culo como los ángeles. Yo que tú, me esmeraría, porque este vaso tiene una cantidad atragantosa de líquido.

- Si señora

- Venga cerda…que voy cachonda..cómeme.

Durante unos minutos el varón domado mama el coño generoso y crecientemente aromático de su Dómina. Ella se mueve despacio empujando su vulva en el interior de la boca tragona que la lame. El matrimonio es perfecto…la vulva y lña boca casan un baile sitil y muy eficaz. Disfruta, la Dómina, despacio, tomándose su tiempo. Finalmente, caricia sobre caricia, la mujer comienza a gemir suave, ronronea después, despacito, y comienza a agitar su cuerpo de forma cadenciosa, al ritmo de su excitación creciente, que crece y crece como una ola blanca y ruidosa. El orgasmo pleno le estalla en la garganta y en el coño, como una fuente prodigiosa llena de espuma. El varón reduce el estímulo, muy suavemente, sin frenarlo, hasta que ella, dejando morirle el placer exagerado, y recuperando su aliento, levanta la cara del sumiso, tirando del pelo hacia arriba, y con su mano libre le da dos bofetedas sonoras. En el rostro, en un lado y de vuelta, el el otro. Dos bofetadas francas, plenas, absolutas.

- Y ahora nena, lavame el coño lávame el coño con la boca y repásame el culo al final. Por ese orden, que soy muy relimpia yo ¿verdad? Y no estoy segura de haber estado hoy muy hábil con la ducha. Esta mañana estaba apresurada..y tu….que me adoras tantísimo seguro que me comprendes y me vas a aliviar los detallitos ¿a que si?

- Si..si señora

- Pues hala……..a ello, preciosidad. Que se te note la educación sentimental que te regalo.

El varón, pronto y excelente estimulado por la orden, se apresta a realizar la toilette final, íntima de una mujer a la que, él sabe..obedecera religiosamente.

La emoción al poder, antes que aun que los adoquines de Paris hablen, imaginen siquiera.


Mi consentido Bilbaino