viernes, 9 de agosto de 2013

La educación de un matrimonio II


Parte 2
Sentar  y atar a un hombre  que ya esta atado tiene su  arte, especialmente si se consideran las circunstancias del caso, pero Donna tiene la ayuda inestimable del mulato,  Arturito le llama ella, y eso  es muy facilitador.  Primero, la Domina, antes de hacer otro gesto, toma una de sus bragas usadas, específicamente preparadas al efecto con toda la gracia que tienen las Diosas para ello,  y dirigiéndose al sumiso le pide, casi maternalmente:
-          Guapa ¿serias tana amable de abrir la boquita?. Necesito que cuides mis bragas y estoy segura   que no vas a ser tan descortés como para negarle nada a tu ama ¿verdad nene?. Además, considera que las he usado mucho y solo para ti…y los regalos de mamá no se discuten ¿ a que no?... ¡abre esa boca zorra! –ordena finalmente con un tono de voz perentorio -

El sumiso abre su boca y recibe dentro una braga en su interior, empujada suavemente por los dedos de la Dómina. Es una braga  pequeña, apenas un tanga, pero ciertamente nítido en aromas….. adorados. Y sabe perfectamente quien las ha usado, y no solo por el comentario de la Dómina sino porque el mismo, cuya memoria organoléptica es  excelente, recuerda ese bouquet con precisión. La Dómina parece satisfecha de la aceptación sumisa del varón sometido y añade:
-          Y ahora, guapa,  ¿sabes lo que viene?... sentarte debidamente…..  así que, ¡hala, Arturito!, ayúdale a mamá con este nene que lo  vamos a acomodar como Dios manda.

Entre ambos sueltan los pies  atados a la barra espaciadora que los separa, y ayudan al sumiso a incorporarse sobre las rodillas primero y los pies después, aunque Donna, metiendo la mano entre las piernas  del sumiso, desde atrás, le sujeta de los huevos  para  aclararle las ideas y evitar feos gestos de rebeldía, evitando, de paso, que el plug anal  se mueva, sujeto por la muñeca de la  mano que aprisiona el escroto. Luego, entre ambos, le hacen caminar hasta una silla situada, lateralizada, a un metro del borde de la mesa donde la esposa del  sometido esta a su vez, expuesta. Y allí lo sientan con el resultado que Donna prevé…. y advierte:
-          Cariño, sentarte va traerte tres sorpresitas:: la primera que estarás menos fatigado….. la segunda que el plug que ocupa tu coño va a penetrarte un poquito más y te va a mariconear un poco más, lo que te vendrá muy bien. La tercera  consecuencia es que vas a tener asiento de butaca de patio para verlo todo todo todo……..no te vas perder nada, bobito.¡¡¡.verás que bien vas a ver!!!... ¿No dirás que no soy una mamá dadivosa eh? – y luego dirigiéndose  a la mujer atada añade- Y tu puerquita ¿ya has visto como tu cornudo disfruta con el culo lleno? ¿Tu crees que haremos de él una nena como dios manda, con faldita y todo? . Pues mira, como yo creo que si, En cuanto a ti…. no es cosa de dejarte sin un revolcón con un semental de verdad y yo, guapita, he preparado una preciosidad para ti sola.

El hombre se encuentra efectivamente atado a la silla, manos y pies, con su culo bien lleno y una excelente vista sobre su esposa, expuesta a lo que …tiene pinta de venir de forma irremisible. El hombre se empalma.

La Dómina, que percibe el detalle, acaricia el escroto y el pene del cornudo y le da un besito en los labios. Luego, se gira y se acerca al mulato. Se para frente a él  y, solazándose en la suerte, lo desnuda, ante la pasividad  sumisa de éste, y descubre por partes un atleta perfecto, que ella mira con interés.  Luego alarga su mano y acaricia los huevos del hombre que, en respuesta a la caricia, se empalma generosamente hasta límites que parecen de película preparada. La mujer amordazada puede ver a su lado como el mulato, interpuesto entre ella y su marido atado a la silla, es acariciado y excitado con resultados escandalosos. Donna se divierte empalmándolo, y de remate se solaza estimulando el glande rosado y grueso, con la punta de los dedos, haciéndole destilar  gotas de excitación, viscosa y clara. Divertida, la Dómina toma con la punta del dedo la gota de flujo varonil y dirigiéndose  a la sumisa  toma con una de sus manos el  su rostro y,  acercando su mano impregnada, unta, con el pulpejo del dedo empapado, los orificios nasales de la sumisa inmovilizada. Divertida con la pequeña resistencia de la esclava, Donna  se acerca de nuevo al mulato, que permanece quieto con las manos a la espalda, excitándolo a punta de dedo y  provocando nuevos efluvios del pollón brutal que responde goteando, flujo del macho encabritado por ella, para asegurar que su dedo esta húmedo de él.
-          ¿Te gusta como huele  el falo de este macho cariño? ¿Verdad que es un aroma muy serio? ¿Fuerte eh?...fíjate que lo huelo yo desde aquí…. ¿te pone calentita? ¿todavía no?.- la mujer  trata de zafarse de la caricia de sus narinas  que Donna repite de nuevo - ya veras como acabas adorándolo,,, y dejas  de rechazarlo con tanta descortesía……déjame a mi y verás como despierto yo a la puta que llevas dentro. Vas a beber mucha leche hoy mi amor…deberías ir relajándote…te conviene……hazme caso cariño…. Huele y caliéntate.

Donna saca las bragas de la boca de la sumisa, que están empapadas, y las tira a los pies de su marido, espectador. Luego toma de los huevos al mulato y   llevándolo así sujeto, lo acerca hasta colocarlo entre las piernas de la sumisa abierta.  Toma la punta de su falo y lo dirige a la entrada del coño de la mujer, que da un pequeño respingo ante lo inevitable, aun que guarda un prudente silencio.
-          ¿Sabes lo que acabo de colocar en la entrada de tu coño burgués, amor?... te lo digo porque como no estas acostumbrada a estos prodigios igual no sabes de que se trata. No creo que hayas tenido en tu vida semejante cosita esperando entrarte dentro ¿o si?...dime cariño ¿Alguna vez te ha follado un polla así de generosa? Esta polla …no se como decírtelo…no es que te folle….es que te empala- y como la sumisa permanece tensa y silenciosa, Donna se acerca a su vera y tomándola de un pezón lo aprieta, a la vez que mete la mano en las piernas de las sumisa y comienza a masturbar con prodigiosa habilidad el clítoris de la hembra domada - Si te digo que contestes hazlo ¡perra!
-          - no…nunca….no..
-          ¿Es verdad eso?. Lo vamos a saber ahora mismo…. Porque lo mismo eres de esas putas que están hartas de follarse todo lo que se mueve,  a la chita callando, y aquí, tu cornudo, en vez de estar  hoy de estreno …… está de 25 aniversario de sus cuernos. Pero mira…es lo que tiene….  vamos a saberlo todo…..y sin preguntar…que las burguesas sois muy mentirosas… por ejemplo ¿ves? parecía que no querías que nada pasara, cuando te atamos,   y ahora se te nota que estas  deseando que te la metan. ¿Callas?.... quien calla otorga nena… y a lo hecho pecho.

Donna mantiene la caricia sobre el clítoris de la mujer y abriendo los labios de su sexo, muestra un interior rosado y acogedor a su cornudo, que no pierde detalle.  No parece gustarle el grado de humedad de la hembra atada y se lo hace saber:
-          ¿Sabes que no acabo de notarte yo mojada como la perra que quieres ser?  No sé no sé….. Algo tendremos que hacer al respecto – y poniendo cara de pasmo, como sorprendida por su propia idea, añade -  ¡ya sé!--- ¡vamos a mojarlo como si fueras una puta caliente! ¿si?  A que te gusta la idea!!! ..ya veras que bien!-

Mira al mulato y le dice-
-          Arturito. Guapo, Arrodíllate y mama a esta puta como sabes hacerlo…..ya sabes, al estilo glotón que tantos días de gloria te ha dado entre las puercas…. ¡caliéntala bien! – Donna aprieta  con largueza y severidad los pezones de la sumisa, usando ambas manos y afilando sus uñas en los pezones sometidos, provocando un respingo  de la mujer conquistada, bajo sus ataduras- ¡la quiero muy muy mojada Arturito rico y si no lo logras no la voy a culpar a ella…..sino a ti, guapo,  y entonces te voy a apretar las pelotitas en castigo  hasta que me hagas pucheros…. y tu no quieres eso ¿verdad? .. pues hala nene…mámala como Dios!.

Arturito se dispone entre las piernas de la sometida  con muy buena disposición, sujetando con ambas manos los muslos de la hembra, y acercando su boca grande y carnosa al sexo expuesto  aplica sus bembas sobre el coño, como una ventosa cálida y perfecta. Sus carrillos se mueven  activamente, al ritmo que la lengua  impone sobre la totalidad del sexo abierto. El negro lame con eficacia y ritmo y la sumisa, a su pesar, siente que las piernas se le hacen humo y el vientre le estalla en sensaciones electrizantes, agónicas, perfectas.  Donna, feliz, mantiene con su presa digital sobre los pezones dominados,  y la mujer gime. La dómina se dirige al cornudo voyeur:


-          Mira cornudita…tu mujer esta gimiendo… la están comiendo el coño. Arturito el mamón se esta bebiendo los flujos de tu mujercita y me parece ¡que la puta está que se muere de gusto. ¿Te gusta que ver como le chupan la corrida a tu puta?.   Para cuernos los tuyos rica, menuda golfa que tienes por esposa….,  oye…. oye, como gime ella…se esta muriendo de gusto la muy zorra. Aunque… ahora que lo pienso lo mismo no ronronea  por la mamada que la esta emputeciendo  y en realidad  se queja del tratamiento que le estoy dando a los pezones de golfa que se gasta. ¿Sabes que cornudo? Que vamos a dejar de hacerle pupa en las tetas, pobrecita ella, y voy a darla de mamar de mis tetitas…a ver que pasa ….. ¿verdad que os gustaría a los dos?

La sumisa mueve las caderas  en un baldío intento de calmar la marea que la inunda el vientre, pero solo logra incrementar el ansia que pone el negro en mamarla y aumentar su sensibilidad desbocada. Los labios que la maman, siente ella, son arcos de carne que le envuelven poderosamente,  palpitando con vida propia, y esa lengua, dura y ágil, se pasea  como un torrente de lava mágico buscándole cada uno de los rincones de su coño. Ella se siente una catarata que se derrama, salvaje,  irremediable. Sabe que a ese ritmo, en cuanto  el negro busque su clítoris, que hasta ahora solo rodea con parsimonia a punta de lengua, se va a correr de forma escandalosa.  La sumisa no es que se sienta mamada, que le consta que la comen el coño sin piedad,  es que siente que  ese  hombre oscuro y brutal la somete, sin miramiento ni pudor, a un torrente infinito de flores de saliva que chocan con su carne receptiva,  chorros que crecen y  vuelven loca su intimidad.  Por su parte Donna se acerca y sacando sus pechos de su corsé y sujetando su cuello, le dice:

-          Vamos a ver la clase de lesbiana que estas hecha, señorona, ….¡cómeme los pezones! y asegúrate de que me pones caliente porque sino, amor, te voy a  espabilar poniéndote unas pincitas en las tetas de esas que hacen pupa, y  se que me vas a hacer pucheros. Además…..estas deseándolo ¿verdad cerda?... ¡Esmérame cerda!….chúpame!



El pezón perfecto de la Dómina se acerca a la boca de la sumisa que, abre sus labios,  y recibe la punta oscura de la teta de Donna.  Absorbe el pezón entre los labios fruncidos, masajeándolo, y  masturbando con la lengua la areola  cálida de la Hembra dominante. Chupa con la pasión que su coño exige, mucha, y cuando el negro mete su lengua, como una lanza de saliva, en su clítoris sensibilizado, abre la boca y busca llenársela con la teta de Donna, que observa la escena mientras se toca el sexo abultado aún cubierto por los ajustados pantalones.
-          Vaya, vaya con la burguesa…mírala como se mea de ganas de mamarme las tetas.. caray como me las come…¿ves bien cornudo?.....que ganas pone…me esas poniendo cachonda esta cerda, ¿y para eso tantos reparos?...para correrte de gusto en cuanto te las dejo mamar?...me parece que nos has salido muy golfa tu eh?.....mmmmmm me gusta como mamas puta… creo que te voy a dar mas cositas para mamar…..mmmmmmm ¡ Gimes?..... ¿es que la putita se va a correr delante de mamá y de su marido? ¿Va a ver tu cornudo la carita que pones cuando te  corres porque un hombre  te come el coño como dios manda?... me pareeeeee ceeee que si….. ¿verdad perra?.. ¿te viene putita?...¿te vas a correr como una golfa atada mirando a tu cornudo enculado? ¿si?..... Esmérate Arturito rico…¡córrela!

Arturo obedece y redobla su caricia, que ahora centra en el clítoris que, entre sus labios, ha engordado generosamente como si quisiera follarse la boca del negro. La mujer gime y agita su respiración que se vuelve irregular, entrecortada, interrumpida por pequeños sollozos que ella, y su marido, desconocen de su garganta.  Tira de sus muñecas para sentir la atadura que las fija, complaciéndose en el gesto que le ofrece la coartada de la inevitabilidad del orgasmo que llega sin su voluntad directa, pero con la aquiescencia más absoluta. Sabe que se corre, siente la ola infinita, que como estrellas de luz le descargan en su vientre más íntimo, en el centro mismo de su alma.  Mira a su marido atado que la observa con gesto cómplice. Se sabe escandalosa en su gemido y se avergüenza tanto como se excita al oírse, incapaz de reprimir su orgasmo ruidoso y brutal.  Finalmente abre la boca y simplemente se muere de placer. Le explotan las vísceras en un artificio luminoso, mágico, y su garganta grita alientos de fuego,  mientras levanta la cabeza hasta donde sus ataduras le permiten - Donna se ha retirado, tocánde ella misma los pezones excitados, para observar el resultado de su trabajo- y observa la cabeza del negro que le quiebra el cuerpo, obnubilando toda voluntad, que la mama con pasión perfecta y lasciva. La mujer se ofrece sin reservas al grito mantenido, largo, escandaloso, y liberador y disfruta sin límite de un orgasmo desconocido  y brutal. Finalmente, liberada de su orgasmo cósmico, la mujer se abandona atónica,  triunfante y vencida, contra la cama que la acoge, su cabeza inclinada, sus ojos cerrados, silenciosa,  el rostro bello y plácido, consciente del espectáculo de intimidad que acaba de derramar en la habitación. Consciente de su pasividad. Consciente de que el silencio que la envuelve es momentáneo, tan fugaz…como su paz.

Fin de parte 2

La putedemadame-DK

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