sábado, 27 de septiembre de 2008

Aniagua

Aniagua

Los matanceros, así se les conoce a los habitantes de la Matanza de Acentejo estábamos de fiesta, siempre era un acontecimiento esperado, todas las casas del pueblo se engalanaban con guirnaldas de flores, las esterlicias estaban en su esplendor se cruzaban en guirnaldas de hojas de parra doradas por el otoño. Mi abuela Dihya me había contado muchas veces la historia de nuestro pueblo: …..” Siempre has de saber que nosotros los aborígenes nunca nos rendimos , los castellanos quisieron arrebatarnos las tierras , y vinieron con sus armas y sus cañones , durante cuarenta días lucharon contra arcos y flechas pero no se fueron de vacío … muchos cayeron, pero Matanza, no se llama así por nuestras bajas , nuestro pueblo era un pueblo guerrero que le dio lo suyo al invasor….”_ yo escuchaba su interminable perorata , pero mi vieja abuela emanaba dignidad cuando me contaba aquellas cosas , me estaba vistiendo con mis mejores galas y yo me dejaba hacer por sus manos nerviosas , tenia 12 años y ella insistía en vestirme como si fuera un mocoso, hacia honor a su nombre de reina guerrera , mientras la miraba pensaba cuantas cosas habían visto sus ojos negros

_ve¡¡ y procura no mancharte la ropa _

Dihya me miraba con severidad y ternura como la mujer que sabe que de nada sirve advertirle a un niño cosas como esta.

Salí de la casa y me encontré con Marco y Luis, estaban tan engominados como yo, y esperaban el paso de los castellanos;

_ ¡eh Alex, ¡ vente a este lado de la plaza , desde aquí veremos mejor al capitán_

Cruce la plaza sorteando los matanceros, entre el bullicio de la música y de los petardos , estaba comenzando la representación de la gran batalla , indígenas con tocados tribales de los mas variopintos colores y caballeros castellanos pasaban mezclándose en una riada de gente que caminaba todos en dirección a la ermita que quedaba a un lado de la plaza , después de la misa y delante de todas las autoridades empezaría la ceremonia que todos llevábamos un año esperando.


_ Joder macho , vaya pinta que te han puesto _ me dijo Luis en tono burlón , lo mire sorprendido y entonces me fije en sus pantalones cortos con la raya perfilada perfectamente en medio, su camisa blanca abotonada hasta el cuello que le daba un aspecto aun mas cateto del que siempre llevaba y entonces me reí como un poseso :


¡El burro le llamo al caballo orejón¡


Luis se empezó a poner rojo como un tomate, sentí como mis palabras penetraban por sus oídos y crecían en su interior la rabia de mi comentario crecía mas y mas dentro de el y podía notar como desde lo mas profundo de sus entrañas una furia sacudía toda su musculatura, pude observar como se crispaban sus dedos y lo siguiente que vi fue el empedrado de la plaza y a Marcos el pacifico girándose y diciendo:

_ ¿pero que coño os pasa?_




En ese momento la representación de la batalla había comenzado Luis y Marcos se unieron a la algarabía y yo me había quedado atrapado debajo de la tarima donde se llevaba a cabo la representación, era una situación bastante ridícula por que no podría salir a no ser que me colara entre las piernas del publico que ya estaba viendo lo que ocurría en la plaza.


Me levante y mire mis vaqueros nuevos, estaban manchados de la grasa de los hierros del entramado de las gradas _ Dihya me matará_ me había rasgado un poco el labio y también tenia sangre en la camisa, así como polvo grisáceo por doquier, en fin tenia una buena facha intente sacudirme y al mirar hacia la plaza las vi…


No se cuanto tiempo permanecí debajo del entarimado, creo que el tiempo se detuvo en ese momento y los sonidos se aplacaron como cuando entras en un sueño, mis ojos las enfocaron como si de una llamada hipnótica se tratara, todo dejo de tener importancia, mi ropa, mi herida, mi orgullo allí estaban aquellas dos piernas magníficamente vestidas con aquellas botas.

Me acerque mas a verlas, con sus costuras haciendo dibujos de damasco, perfectamente pulidas , contrastando con la piel blanquísima de su portadora , eran un imán, una invitación indecente a tocarlas y yo en mi alma de niño empecé a sentir una quemazón que recorría toda mi columna, deje de tener voluntad y mis brazos cobraron vida propia , me vi levantando la mano y posándola sobre aquella figura damasquina, recorriendo la costura con mi dedo índice y flotando en un mar de sensaciones como un alfeñique sin voluntad .


_ ¿que haces?_


Sorprendido por dos centellas que habían mutado en ojos el objeto de mi deseo, el pánico me paralizo y dejo mi mano a la altura de unos labios hermosos y la vez severos.

Aniagua , la propietaria de tanta belleza cambio de expresión al ver un niño desaliñado y sucio , haciendo honor a su nombre la expresión de sus ojos torno dulce, la acritud de sus labios desaprecio para dejar paso al fino nácar de sus dientes, enmarcados es una amplia sonrisa , de nuevo me pregunto ahora en un tono casi complaciente :


_ ¿que haces peque? _


Aquella sonrisa desarmo cualquier intento de protestar al calificativo peque (lo odiaba) solo pude balbucir:


_ me he caído y no puedo salir_


A lo que ella extendió solicita su mano y me dijo:


_ venga, te ayudo.


Solo acerté a decir:




_ te voy ensuciar_




Ha pasado 26 años y no hay un solo día que no venga a mi mente esa mano de dedos largos, enfundada en finísima gamuza blanca, en mi mente, aun se tejen junto a las puntadas de las tres costuras en racimo hacia la muñeca los mil pensamientos que mueren siempre en los tres botones de su muñeca. Recuerdo sentir que si la perfección existía terminaba en aquella muñeca de proporciones exactas. Aquella mano extendida guardaba tantos secretos o al menos eso me pareció a mi, no se cuanto tiempo pude quedarme mirando pero a mi me pareció una eternidad y a la vez un segundo agónico.


Aquel embobamiento en el que vi sumido se disperso ante la insistencia de Aniagua y al fin me arme de valor y tome su mano, ella me alzo a la tarima, para encontrarme ya con el resto de la portadora de mi mano salvadora. Una preciosa adolescente a la cual apenas era capaz de mirar entre lo azaroso de la situación y mi aspecto después del combate con Luis.


_ ¡Si¡ realmente estas sucio _ rió divertida mientras su expresión se tornaba picara y yo diría que hasta malvada, me estaba inspeccionando como si hurgara en el interior de mis pensamientos , yo que me sentía observado, trataba de esquivar su mirada como si temiera que ella podía leer mis pensamientos y de pronto con un tono casi ceremonial me increpo:

_ ¿acaso te parezco bonita?_


De inmediato me hubiera gustado quedarme mudo pero un apremiante si , traiciono toda la timidez del momento


_ Bien, por que una chica como yo no puede ir con las manos sucias _


De un modo que casi me pareció cruel y sin dejar de mirarme estiro su mano derecha y empezó a dar pequeñas sacudidas sobre la piel mientras no dejaba de mirarme burlona.


Aniagua… Aniagua… la que es dulce… si me hubieras abofeteado con tus guantes quizás te hubiera olvidado y no seguirías torturándome aun hoy, quizás mis sueños dejaran de fundirse en esos tres botones que encierran esa muñeca perfecta y mil deseos adolescentes.




DONNA-K

-Aniagua (TF-TIT) ("la que es dulce"): En Tenerife fue una indígena bautizada Ana Hernández Tacoronte, casada con Cristóbal Hernández Bencomo de Taoro. En Lanzarote, fue la esposa del rey Guadarfía.


Dihya (TMZ): Nombre amazigh de la célebre reina bereber Al-Kahina que luchó contra los árabes en los montes del Aurés, al noreste de Argelia.









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