sábado, 27 de septiembre de 2008

Cautiva

CAUTIVA

Conocí a Emile el año pasado, es una mujer de apariencia minúscula, apenas me llega a los hombros cuando caminamos juntas, me gusta… sus cabellos rizados a la altura del cuello le dan un aspecto juvenil que contrasta con la dureza de su mirada. Tiene los ojos achinados, ligeramente rasgados y de un negro penetrante. Tras sus lunetas a los Elthon Jhon parece taladrar todo lo que mira, su nariz afilada y el color aceitunado de su piel le da cierto aspecto judío. Hija de una de las fortunas más grandes del sur de Francia, recibió una educación exquisita, es médico profesión que ejerce desde hace 20 años tiene una vida intensa, un cúmulo de experiencias tal que ella misma es una novela.

_ Para mi una ensalada de bogavante y una botella de Perrier con gas – ríe maliciosa ante la mirada horrorizada del Maître, la muy perversa siempre tiene que destacar ese punto hippie que tanto se empeña en cultivar- Fui al Satén con mi amigo Luís _ me comenta esperando mi reacción , la miro silenciosa mientras observo como se mete un pedazo de bogavante en la boca , mastica con rapidez pero sin ansia, se nota que come para alimentarse, me sonrió y le suelto : _ ¿…y…?_

-Bueno… _dice riendo como una loca _ di unos cuantos latigazos – ahora toda la dureza de su rostro se transforma en una mueca de niña traviesa – y sabes… ¡me gusto¡

La comida se alargo durante una hora y media en la que Emile me hizo un resumen de prácticamente todas sus actividades sexuales y profesionales de un año. Me gusta escucharla, hay una especie de sintonía de " iguales" entre las dos , el día que la conocí tarde tres minutos en decirle que yo era una Dómina y no se extrañó.

De seguido me hizo miles de preguntas , mas tarde comprendí que ella estaba en esa fase … esa que te hace probar mas allá de los propios limites , esa en la que aun no te has definido y que te lleva a explorar los rincones mas oscuros de tu mente.

_Salgamos y caminemos tengo que contarte algo y no quiero que nadie nos escuche- enfilamos la rambla despacio, era agradable la temperatura y me apetecía la propuesta.

_ El viernes pasado lleve a mi hijo al Hospital, ya te comenté que lo tengo metido en el programa sobre la alimentación, pues bien cuando estábamos a punto de marcharnos y charlaba con un colega de pronto se me helo la sangre, una mano me agarro del hombro y ahí estaba El ,el terror se apoderó de mi y empecé a temblar como la chiquilla que era el día que le conocí, de pronto mi sexo tenia 17 años y su mirada diabólica seguía posándose sobre mi implacable, con una sonrisa me dijo:

_ Emile…ahora si que estas preparada, espero verte pronto por aquí_

No puedo describirte la manera en que me descompuse, al momento vinieron a mi piel las sensaciones que tantos años me habían costado enterrar, El era mi profesor de Anatomía en primero de carrera, yo era joven y creía saberlo todo y me hacia sentirme poderosa el hecho de seducir a un cuarentón. ¡Dios que entupida¡ no pude prever lo que me tenia preparado aquella noche , me metí en su coche y no me dio tiempo a reaccionar me pego un puñetazo que me dejó inconsciente, lo siguiente que recuerdo era un sótano oscuro donde 4 hombres de la misma edad que el me violaban a la luz de unas velas , tenia el cuerpo lleno de leche y ellos reían , bebían, jadeaban, babeaban una y otra vez sobre mis pechos, los pellizcaban sin compasión , me azotaban el culo , me insultaban , me penetraban , todo bajo sus túnicas y sus mascaras que protegían su identidad, solo El que estaba sentado siempre es un sillón alto a modo de trono tenia el rostro descubierto, miraba como era degradada y se masturbaba sin dejar de mirar como mi piel se cubría de todas las inmundicias que sus amigos deseaban posar en mi.

Yo le miraba suplicante, no entendía por que me estaba haciendo eso, y por un momento pensé que me liberaría de aquella pesadilla, cuando se levanto y se fue a la mesa que tenia a su izquierda y tomo algo en sus manos se dirigió hacia mi, imponente , yo estaba siendo taladrada por el ano una vez mas , el me levanto mi rostro para que lo mirara , mi cara tenia que ser un poema, tenia sangre en el labio y el rimel corrido por las lagrimas y por las porquerías que habían estado lanzándome toda la noche, me tomo de la barbilla y me dijo :

-Eres una perra asquerosa y llorona, has de aprender a comportarte si quieres estar a mi lado-

La frialdad con la que me espetó acalló mis llantos de inmediato, el apartó a su amigo de mi trasero y yo pensé que estaba liberándome, cuando me di cuenta con horror que me estaba colocando un arnés al cuello, tenia unas correas en el centro largas que paso por mi sexo, vi que me habían pelado el pubis y las correas abrieron mis labios separándolos por completo el cierre de ambas volvía a la parte posterior del collar.

Me ato unas abrazaderas por encima de los codos que se cerraban tras mi espalda forzando la postura para que mis pechos quedaran totalmente expuestos, finalmente me puso otro arnés con una bola en la boca, quería asegurarse que no emitiera ningún sonido.

Cuando termino todas esas maniobras se me quedo mirando como el que contempla una obra de arte inacabada, como el pintor que retoca la postura de la modelo en busca de la luz o de la pose mas adecuada.

Arrodillada en el suelo el parecía aun mas fuerte y majestuoso, su imponente estatura se me antojaba interminable, su mirada glacial y su pelo cano distaban mucho del hombre afable al que estaba acostumbrada a ver en la facultad, su voz se ha transformado, imperante ordena a sus secuaces que se retiren , la sala queda en penumbras y veo que estoy colocada en el centro de la sala , tira de una correa que previamente a atado en el centro de mi collar de perra y me arrastra hasta lo que parece un potro , me tumba sobre el dejando mis nalgas a su merced, abre mis piernas y las ata a las patas del potro , mi sexo se abre , mi ano se abre todo esta dispuesto …

No se que me dolió mas, si la serie de latigazos que vinieron a continuación o la vergüenza de sentirme una puta asquerosa que disfrutaba en ascendente cuanto mas la degradaban.

Cuando se sintió satisfecho me soltó, me indicó una puerta y ordeno que me aseara y que me pusiera la ropa que había dejado dispuesta para mí.

-¡Perra¡ ¿piensas estar toda la noche ahí dentro o tendré que sacar tu rojo culo del baño a puntapiés? -

Apenas me sostenía en los altísimos tacones que llevaba, Salí mirando al suelo no tanto como para asegurar mis pasos sino para controlar mi nerviosismo, no sabía como actuar, me sentía ridícula con el atuendo que mi Señor había dispuesto para mí.

Como salida de una pagina porno me había dejado un uniforme de criada que se componía de una falda extraordinariamente corta que dejaba mis nalgas al descubierto, el corpiño que se ajustaba a mis pechos casi al aire, me oprimía hasta cortar la respiración , seguía teniendo puesto mi collar de perra y como el había ordenado no me lo quite, el conjunto terminaba con un mini delantal de lino blanco con encajes y una cofia a juego que tenia como misión recoger mi pelo.

Me dolía todo el cuerpo, al salir otra parte de la sala se ilumino, vi una mesa dispuesta de una hermosa vajilla, y un carisma cristalería, botellas con caldos extraordinarios y bandejas con todo tipo de canapés.

Tenía hambre y aquellas maravillas hacían que posara la vista con avidez, pero mi Señor me devolvió a mi realidad

-Sírvenos la cena-

Es curioso pero a esas alturas de la noche ya no deseaba otra cosa que complacer a mi maestro, serví con diligencia la cena mientras ellos charlaban animadamente, ofrecía bandejas, llenaba copas con vino, retiraba platos a la par que cuando alguno se le antojaba tenia que ofrecerle total disponibilidad de mi sexo.

Hacia la mitad de la cena el que parecía el más joven de todos, me estaba acariciando la vulva bajo mi minifalda, charlaba distraído mientras pellizcaba mis labios y los estiraba provocándome una inminente quemazón , yo tenia la mirada en el suelo pero podía sentir las pupilas del Maestro clavadas en mi, su respiración agitándose por momentos entraba en mi cerebro como una maldita melodía, el estaba sentado a la cabecera de aquella mesa como a dos metro de mi pero lo percibía dentro de mi como una ceremonia diabólica, a lo largo de aquellas horas mi interior se había transformado y yo ya no era nadie no tenia voluntad ni mente, ni sentimiento que no fuera inducido por el y aquella respiración en mi cerebro me decía que debía de estar preparada para acatar una orden de el que no tardo un segundo en producirse:

_ ¡Puta lléname la copa¡ –



Me acerque y llene su copa

Los ojos de Emile se perdieron en imágenes que no podían transformarse en palabras, caminábamos por la rambla entre los castaños centenarios, era cómplice de su silencio, testigo de su conversación interior y de la transformación de una mujer pequeña e indefensa en una gran mujer, en la determinación que solo surge del conocimiento y de la compresión de unos hechos pasados visto desde la madurez

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